Rosas y amarillas

Hoy quiero mostrar una obra muy antigua.
Es un óleo, y lo pinté en una época de mi vida, en la que  manchaba lienzos sin un fin concreto.
En las amplias pinceladas, se nota que no me preocupaba nada el resultado final.

Por aquel entonces, mi suegra, enferma de Alzheimer,estaba viviendo temporalmente con nosotros.
A ella, le gustaba mirar cuando yo pintaba; a mi, me hacia gracia ver su cara de sorpresa, cuando veía aparecer el dibujo.

Primera mancha sobre la tabla preparada 

Y ahora os mostraré mi trabajo en proceso.

Es la Virgen de Guadalupe pintada al temple.

Yema de huevo y pigmentos

Segunda mano

Utilizo la yema de huevo limpia de cualquier membrana y diluida con algo de vinagre y agua.
Con esto diluyo los pigmentos y realizamos las mezclas.





La cara no me gustaba y la he tapado con una nueva mano de color claro.

Adhiriendo el pan de oro

Hojas de pan de oro

Dibujando los detalles


Es una técnica que me está resultando difícil y no tengo muy claro si conseguiré terminarla con éxito. 

Las pinceladas tienen que ser planas y no hay que intentar conseguir volumen, ni sombras; las capas son tan finas que transparenta cualquier arrepentimiento,, he ido intercalando el uso de la yema de huevo con la caseina como medio para mezclar los pigmentos, pero no me está gustando el resultado. Así que lo dejaré aparcado hasta que encuentre una solución.

El próximo Miércoles viajaré a  México, así que voy a despedirme de vosotros por una temporada, aproximadamente un mes.

Buen fin de semana y buena Semana Santa para quien la celebre.